Alberto Fernández analiza alternativas para Vicentin mientras se prepara para enfrentar la primera gran protesta del campo
El Presidente suele repetir estos últimos días una frase: “No soy necio”. Es su manera de aceptar en público que sabe que su anuncio de intervención y expropiación de la empresa Vicentín no cayó bien en el campo pero tampoco en el mundo empresario ni en buena parte de las grandes ciudades, donde se instaló el temor de que el Estado avance sobre la iniciativa privada, anulando cualquier posibilidad de recuperación de la economía argentina.
Ayer pasó toda la mañana en la Residencia de Olivos trabajando con la secretaria Legal y Técnica para terminar de destrabar las dificultades de la intervención de una compañía que estaba en concurso de acreedores que dispuso por DNU, lo que por cierto no fue nada sencillo. Y por la tarde analizó con su equipo de comunicación un mensaje que llegue al interior de la Argentina, rompiendo con las críticas a la falta de empatía con la producción alimentaria con base en la vida rural sobre la que vienen alertándole incluso dentro del peronismo más moderado, preocupados por las protestas que empiezan a organizarse, y no solamente en la zona núcleo.
Fuente: https://www.infobae.com
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